Miedos infantiles

Los miedos son una presencia habitual en la infancia.  Estos temores a cosas muy distintas, además, van cambiando a lo largo del tiempo. Mientras en el primer año de vida se originan, sobre todo, por ruidos fuertes o personas desconocidas, en los años siguientes aparecen otros muy comunes, como el miedo a la oscuridad, a los monstruos y seres fantásticos, a las tormentas o a separarse de los padres. Después de los seis años, se pueden convertir en problemáticas cuestiones como la muerte, los accidentes, el agua, el fracaso, etc.

Una de las más efectivas es a través de los cuentos infantiles, afirma la Asociación para la Salud Mental Infantil desde la Gestación (ASMI), que ha creado un documento titulado 'Los miedos infantiles en la literatura para niños'

 

  La lectura es muy eficaz, además de creativa y original.  Lo recomendaría con total confianza a padres y madres. Un ejemplo de ello es el cuento de  " Encender la noche"Ray Bradbury es un autor estadounidense, famoso por sus relatos de ciencia-ficción como 'Crónicas marcianas' y 'Farenheit 451', que también dejó como legado varios cuentos infantiles. 'Encender la noche' (Kókinos, 2005) está entre uno de ellos.

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestro hijo con los miedos en la noche ?

 

Unas veces, con dejar temporalmente un punto de luz o la puerta abierta el niño se queda tranquilo, pero otras no es suficiente. Os propongo una serie de estrategias que os pueden ser útiles:

 

  1.  Es importante crear una rutina de sueño agradable y tranquila.
  2. Evitar cuentos, historias o películas que puedan causar miedo al niño, especialmente justo antes de irse a dormir.
  3.  Durante el día buscar juegos divertidos que se puedan hacer a oscuras dentro de la habitación por ejemplo con una linterna (jugar a las sombras, buscar un tesoro, adivinar ruidos...).
  4. Si aparece una pesadilla por la noche, no encender la luz para calmarle. Se le puede calmar con la luz del pasillo, para que no asocie luz a tranquilidad.
  5.  No le amenacéis con lo que le da miedo si su comportamiento no es adecuado en un momento dado.
  6. Podéis recurrir a cuentos infantiles que hay publicados sobre este tema y que así se pueda identificar con ese personaje, o aprovechar las ideas del personaje para superar su miedo.
  7.  Se puede recurrir a un muñeco o a un amuleto que le protege por la noche siempre y cuando el niño esté de acuerdo.

Nana Bunilda come pesadillas(Ediciones SM, 1986), de la barcelonesa Mercè Company, es una divertida historia que ayuda a los pequeños a vencer su temor a los malos sueños. 


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Hay niños que sólo consiguen conciliar el sueño en compañía de sus padres o en su cama. El miedo a dormir solo puede estar relacionado a otros miedos. Si tu hijo sufre de pesadillas, acércate a calmarle y reconfortarle hasta que se tranquilice.                                      No adelantarás nada si acudes nerviosa. Háblale del tema y dale muchísimo cariño. El miedo no es motivo de preocupación, siempre que observes que no interfiere en el desarrollo normal de tu hijo. Pero si alguno de sus miedos impide al niño hacer una vida normal, es probable que necesite apoyocde un  profesional. 

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Mindfulness

La palabra “Mindfulness” es conocida en español como “atención plena” y “conciencia plena” . Está integrándose a la  Medicina y Psicología de Occidente. Es aplicada, estudiada científícamente y por ello reconocida como una manera efectiva de reducir el estrés, aumentar la autoconciencia, reducir los síntomas físcos y psicológicos asociados al estrés y mejora el bienestar general.

Mindfulness o Atención Plena significa prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación. Jon Kabat-Zinn, conocido referente mundial de Mindfulness por haber introducido esta práctica dentro del modelo médico de occidente hace más de 30 años, fundó la Clínica de Reducción de Estrés en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Allí introdujo a los pacientes a la práctica de Mindfulness para el tratamiento de problemas físicos, y psicológicos, dolor crónico, y otros síntomas asociados al estrés.

 

Mindfulness activa zonas cerebrales que están implicadas en la planificación, en la memoria, en la concentración y en la ejecución de las tareas. Por el contrario, inhibe o relaja zonas que los niños con problemas de atención tienen sobre activadas, y por eso se distraen con cualquier cosa y saltan de una a otra actividad. Te explicamos cómo beneficia la actividad de Mindfulness a la concentración del niño:

 

 

 

1. Atención auditiva: en las sesiones de Mindfulness, cada vez que suena la campana o cuento tibetano, los niños saben que han de dejar cualquier cosa que estén haciendo, han de cerrar sus ojos, escuchar muy atentamente el sonido y permanecer en silencio hasta que dejen de oír ese sonido.  Esto puede durar hasta 20 segundos.

 

 

2. Atención visual: permanecer durante 12 minutos mirando a los ojos a un compañero, en silencio; mirar a una vela durante 5 minutos; o mirar un conjunto de objetos y luego recordarlos son algunos ejemplos. 

 

3. Atención táctil: los masajes en pareja se hacen para prestar atención a las sensaciones que se están recibiendo, tanto cuando se hace como cuando se recibe. Por ejemplo, en el masaje 'pizza', cada niño va 'poniendo' en la espalda de su pareja diferentes ingredientes, que implican diferentes tipos de masaje. Al final, también se escriben palabras bonitas, como paz, amor… o virtudes que tenga el otro, porque estas forman parte también de esa pizza.

 

4. Atención al entorno: pasarse unos a otros un vaso de agua puede parecer fácil, pero si esto se hace con los ojos cerrados la cosa se complica. Para que el vaso no se caiga, es necesario que los niños estén en silencio, muy concentrados, dándose cuenta de todos los sonidos que hay alrededor, que les dan pistas de cuándo llega el vaso a ellos. 

 

5. Paseo consciente: dar un paseo con el único propósito de pasear, mirando, oliendo, escuchando, en silencio, prestando atención al paso del otro para no despistarse. Si además cada cierto tiempo suena un gong, esto hace uno se pare, y que se de cuenta de si en ese momento sus pensamientos estaban en el paseo o en otro lugar.

 

6. Respiración consciente sentado: permanecer quietos, sentados, rectos, centrados en la respiración, sin hacer nada, hace que poco a poco la atención se vaya desarrollando. Colocar las manos en la tripa ayuda además a tomar conciencia de cómo la tripa se va hinchando con cada inspiración, y deshinchando con cada espiración. El tiempo de cada niño es muy personal. Hay niños de 8 años que desde el primer día pueden respirar 5 minutos sin problema, y niños a los que les cuesta estar quietos durante 30 segundos. Del mismo modo, algunos niños pueden estar con los ojos cerrados, y otros no. Es importante respetar el ritmo de cada niño. 

 

7. Respiración consciente caminando: una variación del anterior, para niños que no pueden estarse quietos. Se trata de caminar despacio, despacio, despacio. Para ello, se colocan piedrecitas en los pies para que haya que prestar atención a que no se caigan, o un plato sobre la cabeza.


             La tristeza en los niños

La tristeza es una emoción básica igual que el miedo o el enfado, la alegría o la sorpresa. Todo el mundo nos hemos sentido alguna vez tristes y los niños no son una excepción.  Normalmente nos sentimos así cuando perdemos algo, cuando nuestras expectativas no se pueden llevar a cabo o cuando por circunstancias de la vida vivimos algún acontecimiento doloroso.

Los niños también se sienten tristes y conviene que estemos atentos a sus estados de ánimo, estar ahí cuando nos necesiten y permitir que nos digan cómo se sienten en cada momento. Esto solo se consigue bajo un clima de respeto y diálogo constante desde bien temprana edad.

Para ayudar a nuestros hijos a entender lo que sienten, sea la que sea la emoción que están

experimentando lo mejor que podemos hacer hablarles y facilitarles desde bien pequeños a reconocer esos estados de ánimo y a expresarlos con palabras: alegría, enfado, ira, tristeza, sorpresa, miedo, …

 

Cuando nos toque hablar de la tristeza no debemos tener miedo de reconocerla, de expresarla y de sentirla. La tristeza es un estado de ánimo, una emoción igual que otras, igual que la alegría, pero en este caso nos hace sentir mal y no nos gusta estar así. Debemos explicarles a nuestros hijos que a pesar de que esta emoción no nos guste es normal sentirse así de vez en cuando, que todos el mundo (mamá, papá, los tíos o los abuelos, todos sin excepción) es siente así cuando pierde algo, cuando nos sentimos solos, rechazados, hemos hecho algo que creemos incorrecto o cuando vivimos algo desagradable.

 

No ocultemos nuestra tristeza cuando la sintamos. Nuestros hijos aprenden también de nuestras expresiones emocionales, es bueno explicarles por qué nos sentimos tristes ya que estos son ejemplos que pueden tener en mente cuando sean ellos quienes se sientan así. Fijaros que hablo todo el tiempo de tristeza y no de depresión, algo más grave y de lo que trataremos en futuros artículos. En este caso hablamos de la tristeza como una emoción pasajera, un estad de ánimo puntual que no va más allá de uno o dos días a lo sumo.

 

¿Cómo puede manifestar la tristeza nuestro hijo?

Al igual que los adulto los niños pueden expresar su tristeza de diversas formas, algunas similares a las del adulto otras más sutiles pero por ejemplo veremos que nuestro hijo:

está decaído, llora frecuentemente por casi todo,  está apático, o todo lo contrario, podemos ver que :

está ansioso,

come en exceso o no come,

duerme mal o solo quier dormir,

habla poco cuando generalmente es un niño muy parlanchín,

 

En definitiva, debemos estar atentos a los cambios bruscos en su comportamiento.

 

Restarle importancia, evitar frases estilo “venga, que esto no es nada, es solo una tontería no te pongas así“.

Reñirle, en este caso frases del estilo “anda, ya vuelves a estar lloriqueando, déjalo ya“.

Castigarle, si por ejemplo “como sigas llorando al final vas a llorar con razón“.

Este tipo de comportamiento no ayuda en nada, todo lo contrario, estamos empujando a nuestro hijo al silencio, a que no confíe en nosotros, lo alejamos, le privamos del derecho a expresar libremente sus emociones y le castigamos por el simple hecho de sentir una emoción tan básica como es la tristeza.

Como siempre, lo mejor es estar a su lado y facilitar que se exprese verbalmente, qué es lo que sucedió para que se sienta así, cómo se siente exactamente, … aunque en muchas ocasiones ni él mismo sabrá qué es lo que le pasa.

 

Estar a su lado para ayudarle a identificar sus sentimientos. Los niños muchas veces se sienten confusos y expresan esta confusión de un modo agresivo, mediante empujones, patadas o otras conductas similares. La frustración, la ira, el enfado y la tristeza muchas veces van de la mano. Es tarea nuestra ayudarles a sacar ese sentimiento, que hablen sobre él, dejarles espacio si así lo necesitan, permitir que se sientan tristes sin necesidad de agredir u ofender a nadie. Está bien que se desahoguen pero mejor que les enseñemos a hacerlo con respeto.

Deben aprender que todos tenemos derecho a sentirnos del modo en el que nos sentimos: alegres, enfadados, tristes, frustrados … sea cual sea la emoción que sintamos es importante y no hay que esconderla aunque sí debemos aprender a manifestarla, sobre todo cuando lo que sentimos, hacemos o decimos hiere a los demás.


Cultura en México

México refleja su realidad como crisol en culturas, hay que cuidar los derechos de nuestros niños 

Convención sobre los Derechos del Niño, todas las niñas y niños tienen el derecho a ser protegidos contra cualquier daño que atente contra su integridad como personas.Concebimos la protección como el conjunto de medidas y estructuras para prevenir y responder ante el abuso, el abandono, la violencia y la explotación que afecta a la niñez.

 

Despedida 2015, Gracias a los niños y padres,                       Excelente 2016

Por todos los niños  y adolescentes que estuvieron trabajando este año, a los que lograron su objetivo los extrañaremos, son solo algunos de ellos; gracias a los padres por su perseverancia.

                           Navidad 2015