Trastorno por Déficit de Atención con o sin                  Hiperactividad

El TDAH  es una condición Neuropsiquiátrica con etiología multifactorial de inicio en la infancia caracterizado por la dificultad de poner atención, hiperactividad e impulsividad que puede persistir hasta la edad adulta impactando en diferentes áreas.  La etiología no está completamente aclarada; parece evidente que se trata de un trastorno multifactorial con una base biológica cerebral y predisposición genética que interactúa con factores ambientales. Se han encontrado alteraciones en la estructura, función y neurotransmisión cerebral en pacientes con TDAH. Hay diferencias en la prevalencia entre EE.UU. y Europa que parecen surgir del uso de distintas definiciones /clasificaciones (DSM-V y CIE-10) y de distintos umbrales diagnósticos.

 

Los tres síntomas esenciales del TDAH son: 1. El déficit de atención (falta de perseverancia en la atención o atención dispersa), 2. La hiperactividad (excesivo movimiento) y 3. La impulsividad (dificultad en el control de impulsos). El déficit de atención guarda una mayor relación con las dificultades académicas y el logro de metas, mientras que la hiperactividad e impulsividad están más relacionadas con las relaciones sociales y los resultados psiquiátricos. Las manifestaciones clínicas varían en grado e intensidad según la edad del paciente en el momento del diagnóstico:

Niños pequeños (1-3 años) Se pueden apreciar cambios temperamentales, impulsividad y una adaptación social limitada en la interacción del niño con el ambiente y los padres. Son niños que no obedecen, no respetan las normas, molestan y pueden tener alteraciones del sueño, del lenguaje y del desarrollo motor. A esta edad el diagnóstico es muy difícil.

Preescolares (3-6 años) Se puede observar una inquietud motriz, menor intensidad y duración en el juego y distintos problemas asociados: déficit en el desarrollo, dificultad en la coordinación motora, conducta negativista desafiante, problemas de adaptación social y accidentes, entre otras.

Escolares (6-12 años) A esta edad suele ser cuando se producen más consultas a profesionales de la salud. Son niños que se distraen con facilidad, presentan inquietud motora, conducta impulsiva perturbadora, y con diferentes problemas asociados: trastornos específicos de aprendizaje (lectura, escritura), repetición de cursos, rechazo por los compañeros, relaciones familiares alteradas, baja autoestima y comportamiento agresivo.

Adolescentes (13-20 años) Hasta el 70% de los niños con TDAH evolucionarán con manifestaciones clínicas hasta la adolescencia. Con la edad va disminuyendo la hiperactividad motora y se trasforma en hiperactividad mental o sensación de impaciencia. Se mantiene el déficit de atención y la dificultad para planear y organizarse lo que conlleva mal rendimiento escolar, rechazo de amigos, disminución de la autoestima y búsqueda de afecto de forma indiscriminada con la implicación en conductas de riesgo.

TRATAMIENTO

Un plan de tratamiento individualizado y multidisciplinar para un niño con TDAH y su familia casi siempre debe incluir 3 aspectos fundamentales:

1. Entrenamiento a los padres: – Psicoedución sobre el TDAH. – Entrenamiento en técnicas de manejo conductual del niño.

2. Intervención a niveles académico y escolar: – En el colegio. – En casa.

3. Medicación específica para el TDAH.

 

Los padres deben conocer el TDAH, sin mitos ni miedos infundados, para poderse enfrentar mejor al problema que está afectando a su hijo. Cuanto más sepan, lean y pregunten sobre el TDAH, mejor podrán ayudar a su hijo. Deben buscar un médico para que evalúe y trate al niño, un médico con experiencia en niños con TDAH. Además, los padres pueden:

1. Definir reglas claras de consecuencias y premios para ciertos comportamientos;

2. Ayudar al niño a terminar una tarea o encargo dividiéndolo en pasos menores;

3. Aumentar la estructura y el orden de la casa;

4. Establecer rutinas estables y predecibles para estructurar el tiempo;

5. Eliminar ruidos y distracciones;

6. Modificar la conducta del niño;

7. Motivarles y  Aumentar la disciplina haciendo que el niño sufra las consecuencias de saltarse las normas. Hay muchos programas de entrenamiento en manejo conductual. Lo esencial es que los padres tengan herramientas suficientes para enfrentarse a diferentes situaciones